martes, 16 de noviembre de 2010

A las trece rosas y tantos fusilados en el franquismo


I

Rabia, pena, terror o miedo
eso pudieron sentir, eso sintieron
esas trece flores…

y aunque no estuve en esa hora
puedo imaginarlo
porque sí he vivido la rabia de la injusticia
la pena de la despedida
y se que la cercanía de la muerte lleva al miedo
y sobre todo la vida con violencia arrebatada.

Para ellas no fue un mal sueño
fue la realidad
cuando la paredón las llevaron
y poniéndolas junto al muro
vieron al odio con fusiles

y llegó el ruido
rompiendo el silencio,
atravesando el muro
y volviéndolo rejo como la sangre.


II

Silencio…
cuarenta, setenta años de silencio.
Silencio que intentó la inexistencia.

Silencio de unas vidas
de una idea.
Libertad silenciada
justicia callada.

Silencio impuesto por el vencedor
por el opresor del vencido.
¡Qué silencio!
Miedoso silencio producido por el miedo.


III

Pero el miedo se acaba
y también el silencio
y la gente grita
y busca a sus seres queridos.
Los pone nombres
y clama justicia.

Y pide a la sociedad una palabra, a sus líderes
pero estos callan
no ya por miedo
porque el miedo se ha acabado
sino por conveniencia,
y esto es una farsa
un atropello, la dignidad en pausa.


IV

¡Basta ya!
¡Declaremos sin miedo la verdad!
Restauremos el honor de tanta gente
Que sufrió la indignidad, el deshonor y la injusticia.


Javier Aguilera

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