Estoy sentada en clase.
La profesora de ciencias explica
la lección de las coordenadas,
pero se ha quedado dormida.
Dormida de pie, como de piedra,
se ha quedado junto al mapa.
y yo me doy cuenta de que toda...
toda la clase está paralizada.
Miro a mi compañero de al lado...
de piedra.
Miro el bolígrafo en su mano...
de piedra...
En ese momento tan calmado,
reacciono y me preocupo.
Pero en ese momento todo vuelve a la vida.
Todo ha ocurrido en un segundo.
Y con esta historia he aprendido
que, para ser alguien perfecto,
uno de los ingredientes es
saber aprovechar el tiempo. Carmen Rodríguez García
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