No es la decepción
suplicándonos
que deje de doler.
No es el miedo, deseando
encontrarnos
al perderlo.
No es el llanto
involuntario que resuena.
No son las ganas de que
todo se acabe.
No es la razón
pidiéndonos
dejar de ser verdadera.
No es la soledad que no
nos abandona,
ni nuestras ganas de
dejarla.
No es el mar, que nos
reta a no llorar.
No es el azar riéndose en
nuestras caras.
Es viernes.
Y no queremos morir.
Laura Mayordomo
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