domingo, 4 de diciembre de 2011

Días después


Los "días después" son, de forma rápida y poco complicada de decir, una farsa, la gran mentira de la década de los noventa.

Esa frase que se intenta coronar en el ranking de leyes de vida: "Después de la tormenta siempre viene la calma", mentira, una farsa...

Parece que la vida es complicada, sádica y cruel, y nosotros, ante todos estos adjetivos, jugamos el papel de masoquistas porque, es raro que la gente olvide, que todo el dolor desaparezca, que unos pies inquietos dejen de taconear el suelo, es inevitable, poco probable y, sin embargo, seguimos pensando lo contrario. Somos inocentes, unos inocentes masoquistas, adictos al temblar de pánico y al terror de que nos dejen solos en una carretera secundaria, cosa que, tarde o temprano, siempre acaba ocurriendo.

Por suerte no todo es rojo sangre y el autoestop funciona en esas carreteras secundarias, bueno, casi siempre funciona porque todavía queda gente que, no es que tengan sangre azul y sean esos príncipes o princesas que tanto ansía la gente, sino que son, sencillamente, gente que gira en sentido contrario a las señales de círculos azules.

Pero esa gente, nos es un constante "k" eterna para el resto de tu vida, y poco a poco, vas echando de mas lo que un día echaste de menos, y te das cuenta de que a tus ojos ya no eres masoquista, y tampoco tan malo, ni tan feo, ni tan loco, ni tan tonto.

Miguel Bayod

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