domingo, 16 de diciembre de 2018

VÉRTIGO

Tengo vértigo de quererte.
Tengo vértigo de perderte.
Tengo vértigo de odiarte.
Tengo vértigo de ti.
Eres tan jodidamente genial que me das vértigo.
Un vértigo que te cagas,
Pero, aun así, decido arriesgarme,
porque, ese mismo vértigo es el que me empuja a tenerte ganas.
supongo que, a pesar de todo,
este vértigo solo se siente una sola vez en la vida,
y desaprovecharlo, sería un pecado que no quiero cometer.


ODIO

Odio los: “quiero y no puedo
Odio no saber cómo dejar de querer lo que empezaste a querer sin querer.
Odio escuchar canciones de amor y acordarme de ti.
Odio las calles por las que pasamos juntos.
Odio nuestro recuerdo.
Odio la gente que se compadece de mí,
porque ahora solo quede un corazón roto.
Odio él: “es que no puedo vivir sin ti”.
Joder, sí que puedo, pero no quiero.
Odio los consejos.
El agobio.
Los:”TE QUIERO” que no se sienten,
que son las peores faltas de ortografía.
Odio sentirte.
Odio mi maldita manía de tener empatía.
Odio las películas de amor que me hacen llorarte.
Odio la incertidumbre de la que tanto me hablabas,
sobre si va a acabar bien este cuento de brujas y hechizos amorosos.
Odio
Todo
De ti.


QUERIDA MAMÁ

No sé por dónde empezar este poema.
No hay palabras que te describan.
Que te igualen…
Tú, que me hablabas sobre que todos los monstruos son maravillosos,
Incluso los que albergaban bajo mi cama,
E invadían mis sueños.
Tú, que me hablabas sobre las estrellas, que, en realidad,
Eran los Ángeles de la guarda que me cuidaban.
Tú, que me enseñaste a dormir cuando se me olvidó…
Ahora ya no estás.
Te has ido a convertirte en la estrella más brillante del cielo más oscuro.
Te has ido a cuidarme.
Eras una de esas personas que, a pesar de los pesares,
No dejaba que NADA, ni NADIE, le quitaran esa sonrisa.
Espero sinceramente que te sientas orgullosa de nosotros cuatro.
Porque no te lo vas a creer,
Pero por fin tienes motivo para estarlo.
Una cosa que aprendimos todos de ti –seamos tus hijos o no-,
Es que rendirse es de cobardes,
Que a pesar de todo, somos geniales.
Encontraste mil rayos de luz entre tanta oscuridad.
Para ti esta rosa, aunque no es la más hermosa…
Me equivocaba.
Tú eras la rosa más hermosa.


LÁGRIMAS

Tú no lo sabes,
Pero ayer,
Mientras tú estornudabas,
Yo lloraba.
Mientras me tendías la mano
Para que te entregase los últimos
Escombros que quedaban de nosotros,
Yo te decía con la mirada:
Vámonos”.
Tú me dijiste tanto que yo no quería saber…
Y entonces,
Fue cuando me di cuenta  de que,
Después de tanto tiempo,
Ya se había acabado,
Como una piruleta en boca de una niña.
Dura poco
Hasta que se acaba,
Y ella siempre se quedó con ganas de más.
Y es que, me siento gilipollas.
Por no haber sabido apreciarlo a tiempo.
Me siento gilipollas,
Cada vez que te miro.
Y odio los:”ojalá…”,
Y los:”podría…”.
Odio recordar tus caricias,
Como si de un videoclip de Melendi se tratase.
Odio recordar tus besos.
Esos que me dabas como si fuese el último minuto eterno de una despedida infinita.
Odio haberlo intentado
Y haberte amado
Como si de la última calada de un cigarrillo se tratase.
Y la verdad es que ojalá encuentres
Al amor de tu vida,
Y no sea correspondido -por que tengo vivido que  puede serlo-,
Y vivas Lo que vivo yo día tras día.
Y tú.
Que me dijiste hace una hora y tres cuartos,
Que llevas dos semanas negras.
Y ahora,
Soy yo la que con los brazos abiertos te dice:
Bienvenido a mis últimos tres meses”.

Carmen D. G.

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