Besos, vasos, días
buenos, no tanto.
Fracaso, rutina, vuelta a la ciudad
ya soñando con volver, en regresar.
En la radio suena…
que todo vuelva a empezar,
que todo vuelva a girar,
así dice Dani, que todo venga de cero.
Te debo varios soles,
y algún que otro amanecer,
que me he guardado,
para cuando volvamos a vernos.
Te debo cada viento,
de esos que suenan cuando acarician,
de los que son canción,
para cuando volvamos a vernos.
Todo lo que me has enseñado,
de la mano,
de todo lo que no me ha dado tiempo a aprender,
aunque juntas.
Éramos una y, sin embargo,
la dejÉ volar.
Porque lo que más me había enganchado a ella,
eran sus ganas insaciables de inconformidad.
Y se fue, como pieza con helio buscando libertad,
la dejé volar,
porque sabía que no se podía guardar el viento,
más de lo que dura una tormenta.
Por eso creo que ella era tempestad,
por descarte,
desde luego no era calma,
ni quería serlo.
Marta Agulló
No hay comentarios:
Publicar un comentario