martes, 5 de octubre de 2010

Herido de Luz

Lo primero que debes hacer es dibujar una jaula, pero que tenga la puerta abierta, sin cerrojos ni candados…
Dibuja luego algo bello, algo sutil… para el ángel…
Luego apoya el lienzo contra un árbol, en un jardín de agua y madreselvas o en un bosque de árboles encantados o en un acantilado frente al mar, entre verdad y plata…
Escóndete detrás de un árbol sin decir nada y sin moverte…
Tal vez el ángel llegue pronto.
Pero puede ocurrir que debas esperar años y años antes de que se decida…
No te desanimes… Espera, espera aunque sea larga tu espera. La prontitud o tardanza de la llegada del ángel nada tiene que ver con la belleza de tu cuadro.
Cuando al fin llegue –si es que llega– observa en el silencio más absoluto,
espera que el ángel entre en la jaula
y cuando lo haya hecho, con el pincel, cierra la puerta.
Luego borra uno a uno todos los barrotes, con mucho cuidado, para no herir las plumas del ángel.
Llegado a este punto, dibuja un árbol escogiendo su rama más bella para el ángel.
Dibuja las hojas verdes y la frescura del viento, los rayos del sol,
el rumor de los insectos, el resplandor de la hierba…
Ahora has de esperar a que el ángel te sonría…
Si no te sonríe es una mala señal, señal de que tu cuadro no se ha logrado…
Pero si te sonríe,
entonces…
entonces…
entonces con toda dulzura,
pídele una pluma al ángel y escribe tu nombre en un álbum de agua…
A partir de ese instante estarás herido de por vida.



Bagoas

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