Digamos que
Ya no hay
excusa para fallar.
Que
implantan comodidades
Quienes te
invitan a fracasar.
Que fingen
desinterés
Quienes
miran hacia el frente
Y a sus
espaldas se encuentra
Lo esquivado
por su mente.
Digamos que
Nos
imitamos.
Que
inconscientemente nos limitamos
Y dejamos
tolerar todo
Menos el
cuerpo
En el que
deberíamos vernos reflejados
Y no obligados
a satisfacer las exigencias
Necesarias
para ser aceptados.
Digamos
también que
Nos callamos
Y no por
callados
Sino por
carentes de sesos;
Por
suspicaces del silencio
Y
encubridores de los demonios
Que
ocultamos dentro
Con un
razonamiento fariseo.
Y mientras
vemos cómo el sexo
Cada vez
abunda menos
Demostramos
que hablando más de algo
Hacemos que
su práctica
Vaya
quedando más y más lejos.
Porque es
opcional el amor
Para
practicar sexo
Pero es
necesario el placer
Para
terminar
Con los
grados bajo cero.
Para
disolver
Lo no
autorizado.
Para
eliminar
Lo que nos
trae sin cuidado.
Pues no es
más púdico
Quien se
muestra recomendado
Para todos
los públicos,
Ni es más
puro
Quien
considera tóxico
A aquel que
no esté libre de narcóticos.
Cuando tanto
tú como yo
Sabemos que
No hay nada
más intoxicado
Que un
cuerpo harto de ayuno
Y de
autoestima necesitado.
Que no hay
mayor demonio
Que aquella
identidad
Más
ocultada,
Más
acostumbrada a ser dominada
Y deseosa de
por fin
Ser
excarcelada.
Pero,
también,
Tanto tú
como yo sabemos
Que somos
nosotros
Quienes,
condenados,
Gritamos en
silencio
Y callamos a
voces
Lo que
pactamos mantener ignorado.
Porque no
todos los fantasmas
Son
inmateriales
Ni todas las
compañías
Son seres
mortales.
Porque no
solo las drogas
Te dejan
cegado
Ni solo los
medicamentos
Tienen
efectos secundarios.
Pero venga,
sigamos.
Sigamos sin
vivir en lo inesperado,
Sin
exorcizar nuestro cuerpo
Y sin captar
la ironía de esto.
Sigamos
dando las gracias a la sociedad,
Sin esquivar
la suciedad
Y sin pedir
perdón
Por
pertenecer a ella.
Por
considerar que la inocencia
Es perderse
en la decencia.
Mas cuenta
la leyenda
Que
dejaremos de ser adictos al tic-tac,
A las
utopías.
Que seremos
el demonio del edén,
El camino
angelical
Que abre
paso al purgatorio.
Que
dejaremos de ser vírgenes
Cuando
eyaculemos otros principios
Porque a
nuestros esquemas
Han hecho
polvo.
Y,
volviendo al inicio,
Digamos que
Vendemos un
cuerpo
Que nadie
quiere comprar,
Sino
explotar.
Y liquidamos
un alma
Cuando
comprobamos
Que ya no la
vamos a necesitar.
Mas cuenta
la leyenda
Que si algo
vamos a desaprobar
Serán las
clasificaciones
Y
dedicaremos las altas calificaciones
A quien sea
invocado por el tiempo
De tanto
improvisar
Y a quien
sea despreciado por el odio
Tras
comprobar
Que no por
tocar techo
Alcanzas la
felicidad.
Aurora
Aurora
No hay comentarios:
Publicar un comentario