Hay ciertas cosas que no deberían existir. Nos
hacen sufrir. Estoy segura de que ahora estás pensando en hambre, violencia,
enfermedad, pobreza. Yo no opino lo mismo. Yo creo que las cosas buenas no
deberían existir.
Quizá no soy la persona más indicada para
sacar conclusiones de las cosas, muchas veces me han recomendado que no piense.
Me han dicho que no valgo para esto, que es una pérdida de tiempo, que no
sacaré nada. Pero como yo no confío en nadie, ya sabes, pasando.
Ahora viene la parte en que te explico por qué
las cosas buenas no deberían existir. Y es cierto, sufrimos por su culpa. Es
muy sencillo, cuando algo bueno existe y lo ves parece que todo está bien. Pero
cuando algo bueno existe, también existe su ausencia. Entonces es cuando la
cosa se tuerce. Creo que lo entenderás mejor con un ejemplo.
La felicidad. No está nada bien. No me mires
así, vamos, ten paciencia. Una vez que conoces la felicidad empieza a gustarte
hasta el punto en que la necesitas. La necesidad es de lo peor. Por eso tampoco
debería existir la abundancia. Bueno, el caso es que una vez sientes la
necesidad de ser feliz, tío, estás perdido. Porque las cosas buenas no duran
para siempre. Las malas a veces sí. Cuando dejes de ser feliz estarás en el
lado opuesto, en el de la tristeza y ahí es cuando sufres. Podría resumirse
como que cuando conoces lo bueno y luego lo pierdes lo echas de menos. Eso sí
que está mal.
La gente suele decir que no deberían existir
las cosas malas, pero todos sabemos que eso es imposible. La creación de algo
supone la creación de su opuesto, no queda otra. Aunque, ahora que lo pienso,
por esta regla de tres nada debería existir. Lo malo es malo y lo bueno
también.
Carmen
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