A veces hace falta desorbitarse, salir de la órbita de tu vida,
dejar la monotonía a un lado y ver con tus propias estrellas todo el cielo que
te queda por descubrir. Porque, aunque lo veas todo perdido en mitad del
camino, puede que esa sea tu solución al problema. Mezclar y recopilar todos
tus miedos juntos de una vez y encontrar a la persona correcta que sepa
arrancártelos y no devolvértelos, aunque sea una incógnita por resolver, o
aunque quizás la estés viendo pero no la quieras resolver. Pero es que, por
otro lado, también está la opción de parar; retroceder en el tiempo y mirar
todo lo ocurrido, valorarlo, darle la oportunidad que posiblemente no esté
presente. Porque darse cuenta, requiere darle un valor oportuno, no como
alguien que no da importancia al vaso roto defendiendo que nunca se ha caído.
Aunque la verdad, pasa igual cuando decides ocultar
las cosas dentro, ya que siempre es peor que tomar las fuerzas de donde no las
hay y levantar la cabeza con la corona puesta. Dando señal de que guerra tras
guerra, una se puede seguir levantando como cuando te caes y te vuelves a caer.
Porque no todos somos iguales y porque no hay nadie perfecto para ti.
Simplemente hay alguien que, en vez de encajar tus esquemas, también te los
desordena, y te desconcierta. Pero, sobre todo, lo más impresionante es, que de
repente, te encuentra(s).
LAURA MAYORDOMO
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