Me da pena ver cómo la gente desaprovecha la vida,
que se crea una rutina y no sale de ella, que no hace cambios, que no
experimenta ni hace nada.
Me da pena observar como perdemos el tiempo tan a
menudo, con cualquier cosa.
Me da pena ver cómo le ponemos precio a todo y lo
confundimos con el valor. Que cuanto más cueste algo, más valor tiene. Que los
mejores detalles son los más baratos, no cuestan nada, una caricia, un abrazo,
un beso, una sonrisa, una lágrima, incluso una mirada...
Me da pena.
Me da pena, mucha pena.
Me da pena como nos aferramos a las personas tan
temprano, tan jóvenes...
Me dan pena las preocupaciones, nos preocupamos por
todo, no disfrutamos de lo bueno que tiene la vida. Para nosotros tiene más
valor un número que un momento. Qué triste, ¿no?
Así de triste es.
Me gusta la vida, me gustan los momentos, me gustan
los gestos, me gusta reír, me gusta llorar, me gusta sonreír, me gustan muchas cosas que seguramente a muchas
personas les parecen insignificantes.
Pero a mí me gusta.
Es lo que importa.
Supongo.
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