Y así, allí, tal y cómo había quedado, de rodillas, pero por encima de todo aquello que quise vivir. Y lo conseguí, aunque equivocarme era lo propio, me daba cuenta de que esta vez no podía ser. Pero puede que en algún momento no me llenase, no fuese lo que merecía todo lo que había conseguido en todo este tiempo; todo lo que había creado. No podía acabar de esa manera. Así que me levanté de ese suelo al que llaman mediocridad y empezaré a volar, cuando sepa lo que realmente es.
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