Puede hacer añicos las mejores relaciones, pero también puede unir de por vida. Todo depende de cómo se utilice, quién lo haga y su intención. En ocasiones se utiliza con demasiada brusquedad pudiendo hacer mucho daño, aunque no necesariamente con mala intención. También hay veces que se utiliza para hacer daño, como dicen por ahí para "dar donde duele". Otras veces, nos olvidamos de ella o preferimos obviarla, sin darnos cuenta se lo indispensable que es en nuestra vida. En primer lugar debemos usarla con nosotros mismos, después ya estaremos capacitados para utilizarla con los demás. Algunas personas la ganan con los años, y otras la pierden, pero pobre de aquel que nunca la haya utilizado o no sepa de que hablo.
La sinceridad, divino tesoro.
María Riol Cepeda
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