miércoles, 26 de enero de 2011

Algo...


Algo ha cambiado
Ya no es igual, ¿verdad?
Ya no te quedas horas y horas despierto en la cama, en silencio absoluto para ver si escuchas el sonido de un trineo en el tejado, o de unos regalos en el suelo, o el ruido que se produce al beber la leche por un hombre gordo, vestido de rojo y con una gran barba blanca.
Ya no funciona que cuando te portas mal te digan 'ya verás como te traen carbón este año' para que se te pase cualquier tipo de enfado. Ya no te pasas un montón de tiempo revisando la carta, para ver si no se te olvida ningún regalo de todos los que quieres este año.
Ya no esperas con la ilusión de un niño que llegue la noche, y mirar por la ventana buscando unos renos voladores con la mirada.
Ya no te levantas corriendo a las 7 de la mañana y despiertas a toda la casa para ir a abrir los regalos.
Ya no se te iluminan los ojos al ver el árbol con un montón de regalos al lado, y vas corriendo a abrirlos como si no hubiera nada más importante en el mundo.
Y parece que se te cae el mundo encima cuando te dicen la verdad. Tantas horas de nervios que no han servido para nada, tantas cartas enviadas a quién sabe dónde llenas de ilusión, taaantos y tantos regalos que creías que se fabricaban en un taller de duendes en el Polo Norte...
Pero al final, piensas en todas esas cosas y sonríes. Sí que han servido para algo. Para hacerte la persona más feliz sobre la faz de la Tierra en esos momentos.

Ana Palacios

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