ELLA…
Todas las mañanas tiene la misma rutina,
siempre pasa por las mismas calles, pensando las mismas cosas, a la misma hora,
no le gustan los cambios. En aquella ciudad que la ha visto crecer… Ella es tan
grande… No sabe todo lo que se pierde agachando la cabeza por miedo. Le inunda
el miedo. Miedo al rechazo, al fracaso, miedo al miedo. Aún no sabe todo lo que
es, no sabe todo lo que puede llegar a ser, a hacer… El día que se dé cuenta de
todo lo que hay en ella y sepa levantar la cabeza sin mirar hacia abajo será la
mujer más bella del mundo. Más aún de lo que es, si cabe.
ÉL…
Con tanta perfección como exigencia, con
tanta belleza como inconformismo, con esa sonrisa… No sé si hay algo más bonito
que su sonrisa. Cada mañana pasaba con ese gesto relajado… Esa seguridad
y esa chulería que caracterizan su fachada. Aún mejor es lo que esconde dentro,
yo lo sé. Una persona con apariencia tan fuerte, que nadie se haría a la idea
de todo el cariño que necesita día a día. Podéis pasaros horas mirándolo,
examinando cada uno de sus movimientos, de sus palabras, y os aseguro que no
llegaríais a conocerlo. Ni siquiera él mismo lo hace. Le cuesta darse
cuenta de la gente que le quiere de verdad. Así es que tantas veces le hacen
daño. Pero su gesto permanece relajado, se apunta otra derrota y dice con voz
temblorosa ‘Estoy bien’. Su filosofía de vida es buscar cosas por las que
ser feliz. Necesita saber que siempre habrá alguien que luche si decide tirar
la toalla.
A veces no está, se encierra en sí, se siente solo. Mira a la nada pensando en lo que más le importa, que coincide en ser a lo que menos significado da. Es entonces cuando alguien le pregunta ‘¿Qué te pasa?’ y con voz temblorosa responde ‘Estoy bien’.
A veces no está, se encierra en sí, se siente solo. Mira a la nada pensando en lo que más le importa, que coincide en ser a lo que menos significado da. Es entonces cuando alguien le pregunta ‘¿Qué te pasa?’ y con voz temblorosa responde ‘Estoy bien’.
Virginia Álvarez