Decidme malditos
poetas, explicadme qué estáis haciendo... Escribís palabras, letras... ¿Os dais
cuenta de su importancia?. No, ¿verdad? No voy a daros un sermón, ni siquiera
sé si tengo razón, pero os diré algo. Sé que tenéis un cuerpo, que sois
humanos, pero no sois tontos... El cuerpo os limita malditos poetas, pero os
ayuda a expresaros, ¿verdad? Lo que de verdad importa es el alma. El cuerpo no
vuela, no se queda aquí. Se va, nos abandona, hace que terminemos con nuestra
existencia. Es un puñado de polvo, arena, cenizas y tierra... ¿Quiénes sois
vosotros para cambiar eso?, ¿os lo habéis preguntado?, ¿habéis pensado en ello
alguna vez? Quizás para muchos esa respuesta es negativa... Pero eso no importa
ahora. No podéis volar ni vivir en el agua ni en otros mundos con el
cuerpo...pero sí que podéis con el alma. Y eso, malditos poetas, eso es lo que importa...
Porque con ella podéis volar, podéis salir de vuestro escondite, podéis imaginar
otros mundos, podéis aprender quienes sois... Decidme malditos poetas, ¿está
vuestra alma llena? Sabéis que si lo está. Está llena de gritos, de lágrimas,
de sonrisas, de sentimientos, de palabras... Malditos poetas, sois los
elegidos. Sacad todo eso fuera. Sé que podéis. Quién sino vosotros puede
mostrarle al mundo vuestra furia, vuestro dolor, vuestra risa, vuestro amor...
¡Decidme! ¿Quién puede hacerlo? ¡vosotros! Tenéis la palabra de vuestro lado.
Debéis utilizarla para enseñarle al mundo lo que sentís... A ese mundo callado
que no escribe, que no habla, que no es libre... ¡Demostrad, malditos poetas,
que vosotros sí lo sois! Cantad, pintad, escribid, saltad, gritad, corred...
¡Haced lo que queráis! ¡Sed libres! Escuchad estas palabras y sentid el
sentimiento que nace poco a poco en vuestro interior, dadle forma... De ira, de
felicidad, de locura...eso no importa... Lo que importa es que lo uséis. Que
hagáis de él un apoyo sobre el que salir a flote. Que sea vuestro salvavidas,
parte de vuestra alma, que haga que esta noche salgáis corriendo de vuestras
casas con dirección a ese lugar...a ese que sentís...en lo más hondo... Hay un
lugar que os llama, ¿verdad? ¡Pues acudid a él! Cantadle, gritadle, escribidle,
saltadle, gritadle... ¡Sed vosotros mismos! ¡Sed libres! Mostradle cómo sois,
utilizad aquello que se os ha dado. Vuestra más poderosa arma: la palabra.
Ella fluye a través
vuestro, la podéis sentir... ¡Dominadla! Controladla, hacerla vuestra...porque
es tan vuestra como el aire que respiréis... Aprended a utilizarla, convertirla
en vuestro modo de expresión. Sed un filtro para ellas donde se puedan colar
aquellas que necesitan ser escuchadas... aquellas que están pegadas en
vosotros...que no han podido escapar... Soltadlas. Expresaos. Mostradlas al
mundo. Mostrad vuestro rencor, vuestra ira, vuestras inseguridades, vuestros
miedos... ¡Mostraos!
No importa de donde
sois o dónde lo hagáis. No importa si es gritando en medio de la calle o debajo
del mar. Si es un grito sordo, que nace en el fondo del alma, o si es de los
que dejan al mundo helado y al corazón ardiendo...
Poetas malditos, es
vuestra oportunidad de sacar todo lo que pensáis y sentís. No importa lo que
escribáis, o si hacéis un dibujo extraño, porque para vosotros siempre
significará algo... Será la muestra de quienes sois... Será la forma de prender
la llama que abrirá los corazones del mundo...que los hará temblar de ira y de
necesidad de expresarse... Ha de ser una forma de liberación personal, de un
comienzo a sentirse mejor con uno mismo... de ver cómo existen corazones
iguales a los vuestros, que también sienten...que piensan...que necesitan ser
escuchados... y lo serán. Por fin lo serán. Pero vosotros poetas malditos,
seréis los que lo hagáis posible. Escribid como si hoy fuera el último día de
vuestra existencia terrenal... Sentid el papel ser rasgado con furia a medida
que filtráis unas palabras que ahora os sobrepasan... No importa el dónde, ni
el cómo, ni el quién... Importa el qué y el porqué. Lo que queráis mostrar al
mundo, a vosotros mismos, y vuestras razones. Eso importa. Porque son las
palabras las que pueden cambiar el mundo. Es el alma y no el cuerpo lo que hay
que usar.
¿Sabéis qué poetas
malditos? Tampoco importa el cuándo... ¿Que por qué?... Porque el momento ya ha
llegado... Es ahora.